El desafío del autocuidado para los psicólogos en formación

La carrera de psicología es apasionante y gratificante, pero también muy desafiante y emocionalmente exigente (y si no lo llevas bien, incluso drenante). La exigencia y carga emocional que implica el desempeño como psicólogo/a y más concretamente, como psicoterapeuta, convierte en casi obligatorio el cuidado y atención a nuestras propias necesidades. Sin embargo, desgraciadamente esto no nos lo enseñan en la carrera, y a día de hoy a muchos psicólogos y psicólogas todavía les cuesta dedicarse tiempo a sí mismos y cuidarse.

Los psicólogos y psicólogas en formación se sumergen en el estudio profundo de la mente humana, pero a menudo descuidan un aspecto esencial: su propio bienestar emocional y mental. Esto puede ser normal, dado que la formación en Psicología es tan amplia, que a necesitaríamos 10 vidas para poder abarcarlo todo y nos quedaríamos cortos. Muchos psicólogos y psicólogas noveles tienen la sensación de que si no absorben todo ese conocimiento, pierden el control, por lo que acaban descuidando sus propias necesidades en favor de la preparación.

Las limitaciones de la formación

Desde el principio de nuestra formación, los psicólogos somos instruidos en técnicas y teorías para comprender y ayudar a los demás. Muchas de las principales instituciones universitarias promueven enfoques basados en la evidencia que, a pesar de resultar muy útiles en ciertos contextos (por ejemplo en estudios empíricos a gran escala) donde las variables extrañas pueden ser controladas, en otras situaciones pueden resultar algo limitantes.

Una vez ‘terminada’ su formación de posgrado, muchos psicólogos y psicólogas se adentran en el amplio campo de la psicoterapia, y buscan aplicar las mismas cosas que han aprendido en la carrera, pero tardan poco en darse cuenta de que no es suficiente. Es en este proceso cuando empieza a aparecer frustración, ansiedad, hiperexigencia... Y el profesional puede terminar cargando con mucho sufrimiento emocional, que le lleva a la negación de las propias necesidades y al descuido del autocuidado.

La importancia del autocuidado

El autocuidado no es un lujo, es una necesidad imperante para cualquier profesional de la salud mental, especialmente para aquellos en formación. El desgaste emocional y la fatiga pueden afectar negativamente la calidad del trabajo terapéutico y la capacidad para conectarse con los pacientes. El autocuidado, por lo tanto, se convierte en la piedra angular para mantener la integridad y la eficacia profesional. Desgraciadamente esto es algo que no se promulga en las carreras y formaciones universitarias, cuando debería ser una prioridad.

El autocuidado es muy importante para cualquier persona, pero los psicólogos y psicólogas somos especialmente vulnerables al sufrimiento psíquico, por lo que es vital que aprendamos a cuidarnos y priorizarnos.

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Estrategias prácticas para el autocuidado

  1. Encuentra tu propio estilo terapéutico: es fundamental que cada psicólogo o psicóloga que se dedica al campo de la psicoterapia encuentre el estilo psicoterapéutico que más cómodo le haga sentir. Para realizar un buen trabajo en psicoterapia y preservar la salud mental es fundamental creer que lo que estás haciendo es lo más adecuado para la persona que tienes delante, y tener una base que sea flexible pero también que proporcione cierta estructura.
  2. Realiza sesiones de supervisión: La supervisión no es solo para el trabajo clínico; también es valiosa para el desarrollo personal y profesional. Buscar un supervisor que encaje con tu estilo psicoterapéutico y también con tu estilo personal puede marcar una diferencia muy grande en el desarrollo de tu profesión.
  3. Acude regularmente a terapia: es fundamental que todos los psicólogos y psicólogas realicen su propio proceso psicoterapéutico, no solo para trabajar en sus propias dificultades y que las heridas de su historia no interfieran en su trabajo (ni en su vida en general), sino también para fomentar la empatía hacia el paciente y ponerse en lugar que él experimenta cada vez que se coloca en el sillón a hacer terapia contigo.
  4. Ten claros tus  límites y y mantente comprometido/a a respetarlos: Aprender a decir "no” en cualquier ámbito de tu vida y establecer límites claros en las responsabilidades académicas y profesionales es esencial para evitar la sobrecarga. Es de vital importancia que aprendas a detectar cuál es el límite de trabajo que puedes abarcar, y no excederte.
  5. Practica mindfulness y meditación: Integrar prácticas de mindfulness y meditación en la rutina diaria puede ayudar a los psicólogos en formación a mantener la calma y la claridad mental, así como fomentar la capacidad de introspección y la tolerancia a sus propios estados mentales.
  6. Dedica tiempo a tus propios intereses: Mantener intereses y actividades fuera del ámbito de la psicología es esencial. Como decíamos antes, el trabajo en psicoterapia puede ser muy exigente, y muchas veces es inevitable llevarse el trabajo a casa. Aprender a separar entre el tiempo dedicado al trabajo y a la vida personal va a marcar una gran diferencia en la probabilidad de aparición del síndrome del burnout.
  7. Prioriza el descanso y el sueño: El agotamiento físico tiene un impacto directo en el bienestar emocional. Priorizar el descanso y el sueño es crucial para mantener la energía, ya que el trabajo como psicoterapeuta implica una actividad psíquica intensa y debemos estar descansados para poder rendir adecuadamente.

Romper el estigma del autocuidado

Reconocer y aceptar que los psicólogos también somos vulnerables y necesitamos cuidarnos a nosotros mismos no solo nos beneficia a nosotros como profesionales, sino que también mejora la calidad de atención que podemos brindar a nuestros pacientes.

En conclusión, el desafío del autocuidado para psicólogos en formación no debe subestimarse. Al abrazar prácticas regulares de autocuidado, desde establecer límites saludables hasta priorizar el descanso, estos profesionales no solo fortalecen su propia resiliencia, sino que también contribuyen a una práctica psicológica más ética y efectiva. El cuidado personal no es un signo de debilidad, sino una afirmación valiente de la necesidad humana fundamental de cuidar de sí mismos para poder cuidar de los demás.

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